Por: Kevin Darley Guevara Gonzalez, estudiante de contaduría pública en la Universidad Nacional de Colombia

El Vaticano, como el centro de la Iglesia Católica a lo largo de los siglos, ha tenido una compleja y evolutiva relación con los sistemas de contabilidad y gestión financiera. Esta relación no solo refleja las necesidades administrativas de una institución con vastas propiedades y recursos, sino también las transformaciones económicas y políticas del mundo occidental. Este artículo contiene un breve recuento desde los primeros registros financieros en la Edad Media hasta los desafíos contemporáneos de transparencia de la contabilidad papal.

Orígenes de la contabilidad papal

Los primeros registros financieros y su evolución

La tradición de mantener registros financieros organizados en el Vaticano se remonta al siglo V con el Polyptych del Papa Gelasio I, un documento que sirvió como base para el seguimiento de los ingresos papales y fue continuado durante los siguientes cuatro siglos. Este temprano intento de sistematizar las finanzas papales reflejó la necesidad de contar con un detalle y control de los crecientes bienes de la iglesia.

La evolución de estos registros alcanzó un punto clave en el año 1192 cuando el Papa Honorio III compiló el Liber Censuum Romanæ Ecclesiæ, un registro financiero de dieciocho volúmenes que documentaba los ingresos del papado desde el año 492 hasta el 1192. Este documento, considerado la fuente más valiosa para la historia de la contabilidad papal durante la Edad Media, demuestra la sofisticación administrativa que había alcanzado la Santa Sede hacia finales del siglo XII.

El Liber Censuum representa la culminación de una serie de intentos anteriores por mantener registros financieros precisos. Incorporó información de documentos precedentes como el Collectio canonum del Cardenal Deusdedit (1087), el Liber politicus del Canónigo de San Pedro Benedicto (1140), y el Gesta pauperis scolaris del Cardenal Albinus (1188).

La contabilidad papal en el Renacimiento

El Renacimiento italiano marcó un punto de inflexión para las prácticas contables de la época a los cuales no fue ajena la administración papal. Durante esta época, exactamente en el año 1494, el fraile franciscano Luca Pacioli publicó su obra Summa de arithmetica, geometría, proportioni et proportionalità la cual incluía un capítulo dedicado a la contabilidad de partida doble.

Así bien, dado el papel central de Italia en el desarrollo de la técnica contable y la necesidad del papado de gestionar complejas finanzas, los avances contables influyeron en la administración vaticana. El sistema de partida doble se hizo popular en el Renacimiento como una de las herramientas más destacadas del capitalismo emergente y permeó instituciones de todo tipo.

Las reformas administrativas y financieras del Papa Sixto V

El pontificado de Sixto V (1585-1590) representó un momento crucial en la organización administrativa y financiera del Vaticano. El 22 de enero de 1588, este papa publicó la constitución apostólica Immensa Aeterni Dei, con la cual reorganizó la administración gubernamental del Vaticano, estableciendo quince congregaciones permanentes de cardenales, cada una con competencias específicas: diez para el gobierno de la Iglesia Universal y cinco dedicadas exclusivamente a la administración del Estado Papal.

La reorganización de Sixto V demostró el interés en establecer un orden económico sólido. Así bien, se implementaron medidas concretas para ordenar las finanzas de los Estados Pontificios, creando «un fondo o tesoro especial como garantía y recurso para los casos de extrema necesidad».[1]

Desafíos contemporáneos en la contabilidad vaticana

A pesar de los esfuerzos históricos por organizar las finanzas papales, la administración económica del Vaticano ha enfrentado desafíos que persistentes en la actualidad. Un problema fundamental ha sido la falta de unificación en las reglas contables. Según información de la prensa, «la contabilidad del Vaticano nunca ha seguido reglas unificadas, los informes anuales no son públicos y los diferentes departamentos utilizan sus propias reglas contables»[2]. Esta fragmentación ha complicado la transparencia y eficiencia financiera de la Santa Sede.

Intentos recientes de reforma

Durante el pontificado del Papa Francisco I, se realizaron esfuerzos significativos para modernizar las finanzas del Vaticano. A finales de 2015, el cardenal George Pell, entonces jefe de finanzas del Papa, contrató a PricewaterhouseCoopers (PwC) para realizar una exhaustiva auditoría de las cuentas del Vaticano. Según fuentes periodísticas, el cardenal australiano había descubierto aproximadamente 1.400 millones de euros que no figuraban en ningún registro contable y buscaba asegurar que los 136 departamentos del Vaticano se ajustaran a una estricta disciplina presupuestaria.

Conclusión

Como podemos observar, la relación entre el papado y la contabilidad revela una historia de adaptación institucional y evolución administrativa a lo largo de más de mil quinientos años. Desde los primeros registros del Papa Gelasio I hasta los actuales esfuerzos de reforma financiera bajo el Papa Francisco I, la Santa Sede ha reconocido la importancia de contar con sistemas contables eficaces para su supervivencia organizacional y su misión espiritual.

Referencias:


[1]https://www.omnesmag.com/actualidad/finanzas-vaticanas-como-funcionan/?utm_source=perplexity

[2] https://www.economiapersonal.com.ar/la-contabilidad-del-vaticano