Aunque suelen decir que los contadores son aburridos, Christian Wolff llega que una cosa es tener una profesión monótona y otra relacionarlos con aburrimiento.
Por: Juan Andrés Rodríguez, Editor del INCP
Para muchos fue sorprendente que Hollywood presentara en 2016 protagonizada por Ben Affleck y llamada El Contador. Los cortos mostraban a un sujeto que golpeaba y disparaba como un agente especial del gobierno, por eso asaltaba la duda ¿sí es de verdad un contador o solo tomaron el nombre porque no lo había usado? Recordemos que ya hay películas tituladas: El mecánico (2011), El profesor (2011), El transportador (2002), El vendedor (2011), El peleador (2010), entre otras.
La cinta habla de la existencia de un contador que es capaz de hacer contabilidad forense a varios de los más peligrosos criminales del mundo. Aunque el término forense habla de una evaluación que puede tener consecuencias judiciales, podemos asegurar que estos jefes establecen su propia ley.
A su vez, Christian Wolff –cómo se llama el contador– ofrece sus servicios a personas adineradas que buscan saber por donde se está saliendo el dinero. Revisa libros y registros hasta encontrar cómo el dinero desaparece de la compañía. Además, tiene una oficina en la que atiende a las personas que buscan ayuda con sus impuestos en el estado en Illinois.
Wolff es hijo de un militar y sufre de un nivel de autismo. Su padre, previendo que podría aprovecharse de la condición de su primogénito, hace que entrene desde pequeño para que pueda defenderse. Al crecer se hace militar y aprende de armas.
¿Por qué se hace contador? Es una de las carreras mejor pagadas en los Estados Unidos y todos, hasta los delincuentes, necesitan un (o una) profesional en contabilidad. Aun así, es entretenido descubrir lo que le gusta hacer con su dinero y qué hace para mantenerse a salvo de sus propios clientes. Al final nos enteramos que para él no todo es dinero.
Dado que es un sujeto de acción con su giro contable, el personaje usa un arte marcial llamado Pencak Silat, de Indonesia, que busca ser lo más eficaz posible a la hora del combate, usando los golpes y –en este caso– los tiros justos.
¿Vale la pena verla? Claro que sí, siempre es bueno ver a un colega que parece alumno de Chuck Norris y muestra algo del quehacer contable. Además, logra salirse del drama tradicional que envuelve a los personajes con autismo. El Wall Street Journal consideró que es «una película que combina la acción con las finanzas».
¡Antójese con el tráiler!
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