Emprender un negocio contable se presenta como una excelente alternativa al ejercicio tradicional del contador en su rol como empleado. Implica una revisión exhaustiva de todas las variables significativas: de las acciones y los recursos necesarios.

Por Johana Cano, asistente de investigación del INCP.

Puede ocurrir que las expectativas del contador público se aparten de la idea tradicional de ingresar a una empresa o incluso una firma, para ejercer como empleado a lo largo de su vida profesional y, en cambio, se incline por emprender su propia empresa; acorde a la naturaleza de su conocimiento y de las expectativas que la sociedad tiene de él. Dar este paso debe ser producto de una reflexión concienzuda, de una visión en la que el contador se conciba como gestor y empresario: como un profesional integral que deje de ser únicamente el contable especializado en su área, siendo una parte del engranaje, y se convierta en el líder de su propi proyecto.

Para materializar esta iniciativa se parte de una decisión que transforma todo un plan de vida, que genera incertidumbre consecuencia de escenarios futuros, pero, sobre todo, que obliga al contador a salir de su «zona de confort» y explotar todo su potencial. Le hace pensar en cómo generar valor  y, muy seguramente,  caer en cuenta de la importancia que conlleva su labor.

Como cualquier otro, el establecimiento de la futura organización contable implica realizar una planeación estratégica exhaustiva del negocio, acompañada de la planeación financiera, en la cual se deben aclarar los objetivos de la organización y la asignación de recursos. Es decir, es necesario precisar a dónde se quiere llegar y cómo hacerlo.

El contador debe definir el perfil de su empresa, campo de especialización y perfil de los clientes que podrían demandar de sus servicios. Es conveniente analizar el entorno haciendo un diagnóstico total de la economía, a fin de establecer un panorama general que posteriormente influya en las acciones o estrategias a adoptar. Así mismo, un examen del sector al cual pertenece la organización aportará información crucial para determinar el tamaño y expectativas de la competencia y el mercado.

Por último, es necesaria una autoevaluación que permita valoraras fortalezas y debilidades con las que cuenta la entidad, así como sus oportunidades y amenazas. De igual manera, el emprendedor contable, debe observar el cumplimiento de los requerimientos legales y estar muy al pendiente de la regulación vigente, cuidando siempre su reputación y deberes éticos de competencia.

A propósito de los deberes a los que se está sujeto, es de utilidad considerar los seguros de responsabilidad, que aunque no  eximen al contador de sus obligaciones profesionales sí podrían cubrirle frente a posibles riesgos.

Una adecuada investigación y planeación dará información valiosa a la hora de establecer las tarifas más adecuadas para los diferentes servicios. Es claro que a la hora de fijarlas, no se debe pasar por alto el valor del conocimiento, calidad, tiempo demandado y, sobretodo, la responsabilidad que comprende su trabajo. Todo contador tiene la obligación de dignificar la profesión y resguardar el respeto entre colegas.

Otro asunto significativo es el establecimiento de los recursos físicos, tecnológicos y humanos requeridos para ofrecer los servicios contables (equipos, software, licencias, capacitación de personal, actualización permanente, entre otros). Como es natural, la planificación estratégica debe ir acompañada de un plan financiero en el que se haga el presupuesto de los costos y los retornos esperados del incipiente proyecto. Adicionalmente, es necesario establecer las fuentes de financiamiento que respaldarán la propuesta.

Quizá la parte más difícil de este proceso es la búsqueda de clientes potenciales, lo cual significa darse a conocer de manera eficaz bajo una marca propia que proyecte la confiabilidad y el profesionalismo que demandan las labores contables. Para ello, existen diversas posibilidades que van desde una adecuada gestión de marketing y publicidad (con los costos que esto implica), como el manejo de redes profesionales, redes sociales y, para algunos, la gestión de contenidos; que representa una alternativa a la publicidad tradicional y que tiene un alto valor para los muchos usuarios.

Beneficios de emprender un negocio contable 

  1. Líder vs empleado

Salir del rol de empleado y pasar a una posición directiva donde se es el encargado y guía de la organización, con las responsabilidades y beneficios que esto conlleva.

  1. Alta demanda de los servicios contables

Es un hecho que todas las organizaciones demandan servicios contables. Aunque este requerimiento es dado principalmente por mandato, está en manos de los contables demostrar que la contabilidad va más allá de cumplir con la normatividad y que los servicios profesionales sean apreciados como generadores de valor al interior de todas las empresas.

  1. Crecimiento profesional integral

Al cambiar su rol de empleado por dirigente, el contador público tiene la oportunidad de adquirir y desarrollar de manera completa todas sus habilidades, puestas a prueba bajo una visión gerencial, más allá del campo contable.

  1. Manejo del tiempo

Una gran ventaja de dirigir un negocio propio es la flexibilización de tiempos y tareas propias del emprendimiento, contrario a los rigurosos horarios que rigen la dinámica diaria del empleado.

  1. Estabilidad laboral

No existe incertidumbre respecto de la permanencia del gestor dentro de su  propia organización.

  1. Generación de empleo

La nueva organización permite auto emplearse y abrir nuevos puestos de trabajo.

  1. Posibilidad de obtener mayores ingresos

Una iniciativa que prospere hace viable la obtención de mayores y mejores beneficios, tanto a nivel económico como en calidad vida.

Es importante acotar que el emprendimiento, aunque es una alternativa cada vez más llamativa y popular entre los profesionales contables, no es para todos. Ya que precisa de una decisión personal orientada hacia el liderazgo y la evolución profesional, integral e independiente.