Un contador público no es un profesional cualquiera, sobre su actuación pesan diversas responsabilidades (administrativas, fiscales, penales, sociales) que lo regulan y sancionan, lo cual corresponde plenamente a la importancia que representa esta profesión para los diferentes agentes de la sociedad.
Por Johana Cano, asistente de investigación del INCP.
Considerar el valor que debe otorgarse a un contador público resulta una tarea compleja y si bien no existe una forma precisa de estimar, se puede tomar en consideración su aporte al desarrollo de las organizaciones, su papel como ayudante del estado y su función orientada al cuidado de los intereses de la sociedad. Es tan valioso su papel que sería impensable la gestión al interior de las organizaciones sin la labor de los contables, además, y aún peor, este impacto sería claramente evidenciado en la incapacidad de operar del sistema económico.
El contador público de hoy es un profesional integral, que en el desarrollo de sus funciones llega a convertirse en un experto conocedor de la organización y es precisamente este nivel de comprensión el que lo habilita para el análisis y discernimiento que demandan los diferentes contextos y requerimientos de las empresas. Es necesario cambiar la concepción general que ve en el contador únicamente un preparador de información financiera necesaria para la presentación de informes y el cumplimiento de requerimientos fiscales o legales, por la de un profesional clave en la generación de valor en las organizaciones.
El valor del contador público debe partir de su importancia, evidenciada por su preparación y desempeño (capacidad y competencia) en tareas diversas y complejas que solo pueden ser ejercidas por él y que son un apoyo importante para la dirección, demostrando que conoce los diferentes tipos de organizaciones y sectores a fin de proporcionar una asesoría idónea con base al tamaño y realidad de los diversos entes económicos, cuya participación es transversal a todas las áreas e intereses institucionales; contribuyendo activamente con la definición y direccionamiento de los planes estratégicos que hacen posible el crecimiento de las empresas.
Es evidente que hay una labor pendiente para quienes constantemente analizan sus oportunidades de mejora, para aquellos que aspiran proporcionar un nivel de servicio orientado a la excelencia, motivados por una altísima ética y amor por lo que hacen y representan. Contadores que sueñan con un gremio fuerte, unido y destacado. Precisamente, esta es la razón por la que necesita desarrollarse su potencial y, dado que no todos tienen las mismas habilidades profesionales, aprender a trabajar en ello como un anhelo y compromiso que se asume para enfrentar los retos que exige el ahora y el camino que ha sido trazado.
1 comment
Marlene Piña Galdames says:
Jun 20, 2021
Totalmente de acuerdo con que los contables el día de hoy, en este ambiente disruptivo, deben estar preparados desarrollando competencias blandas o desempeños claves y también competencias específicos (resultados de aprendizajes), muy distintos de loslos currículum de organismos educativos que entregaron hace décadas o aún sigue entregando.
La preocupación es para las nuevas generaciones, que se hace en este currículum que pareciera no caminar en forma paralela a los cambios tecnológicos y de nuevas formas de valorizar la gestión empresarial, con un comportamiento ético innegrable.