Por: Armando Suárez Cuesta, gerente de Financial Advisory en Grant Thornton – Colombia
El EBITDA (utilidad antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) es uno de los indicadores financieros más relevantes, tanto para la gestión y administración de una compañía, como para la toma de decisiones de inversión. Sin embargo, dado que esta métrica no está definida por las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), la estimación del EBITDA puede ser compleja debido a las diversas formas en que se reconocen los movimientos financieros en los estados contables.
¿Qué representa el EBITDA?
El EBITDA proporciona una aproximación del efectivo que una empresa puede generar a partir de sus operaciones principales, excluyendo factores financieros (como fuentes de financiación) y contables (ingresos o gastos que no representan efectivo). Esta métrica es útil para evaluar el potencial de generación de efectivo de una compañía centrado en su actividad operativa principal.
¿Cómo se calcula el EBITDA?
El cálculo del EBITDA implica ajustar la utilidad operacional por ingresos y gastos que no representan efectivo. Los elementos más comunes por ajustar son las depreciaciones de activos fijos y la amortización de intangibles. No obstante, también deben considerarse otros movimientos no efectivos como el agotamiento de activos biológicos, el deterioro de inversiones o intangibles, y los castigos de cartera, entre otros. Así pues, la fórmula general es:
EBITDA=Utilidad operacional+Gastos no efectivos-Ingresos no efectivos
Para calcular el EBITDA de manera precisa, es fundamental identificar claramente qué ingresos, costos y gastos en la utilidad operacional no representan una entrada o salida de efectivo. Esta tarea puede ser desafiante debido a las diferentes prácticas contables y la aplicación de las NIIF.
Desafíos en la estimación del EBITDA
1. Claridad en la nomenclatura de cuentas
A menudo, identificar las cuentas que registran depreciaciones o amortizaciones puede ser complicado. Por ejemplo, en la práctica es común encontrar depreciaciones de activos directamente involucrados en la operación que fueron registrados erróneamente bajo nomenclaturas como “mantenimiento y reparaciones”, lo cual incrementa el reconocimiento de los gastos no efectivos de la compañía. Muchas veces la falta de claridad en las notas explicativas de los estados financieros puede dificultar la distinción de estos movimientos. Reconocer claramente cuando un movimiento corresponde a depreciación, amortización o deterioro es crucial para estimar el EBITDA correctamente.
2. Aplicación de la NIIF 16
La NIIF 16 ha introducido desafíos significativos en el cálculo del EBITDA. Antes de la implementación de esta norma, los arrendamientos se registraban como gastos operacionales, reflejando el efectivo pagado. Con la NIIF 16, una parte del canon de arrendamiento se reconoce como amortización del activo, mientras que otra parte se clasifica como gasto por intereses (que no forma parte del EBITDA). Esta separación complica la identificación del efectivo real comprometido en el canon de arrendamiento, ya que una parte se muestra en la utilidad operacional y otra bajo los gastos no operacionales. Adicionalmente el valor del canon no corresponde al cálculo de amortización más intereses reconocidos en el modelo de Pérdidas y ganancias (PyG).
Además de estos desafíos, los problemas adicionales incluyen el reconocimiento incorrecto de movimientos no operacionales dentro de la utilidad operacional y la clasificación errónea de movimientos operacionales debajo de la utilidad operacional. Estos factores contribuyen a la complejidad en la estimación precisa del EBITDA.
Hacia una contabilidad más transparente con el EBITDA
La contabilidad debe reconocer e identificar de manera precisa los movimientos no efectivos, de manera tal que proporcione la información adecuada para el cálculo del EBITDA. Para ello, se debe tener en cuenta los siguientes pasos:
- Los equipos contables deberán asignar de manera adecuada los movimientos de depreciación, amortización y deterioro en la cuenta que corresponda bajo su correcta nomenclatura.
- Introducir dentro de las notas detalles de la diferencia entre el pago de efectivo y el reconocimiento contable bajo normas como la NIIF 16.
- El cálculo del EBITDA debería ser concertado, llegando a un resultado contable que involucre de manera clara cuáles movimientos son efectivos y cuáles no, incluyendo una política estandarizada para las compañías.
Esto facilitará una estimación más precisa y útil del potencial de generación de efectivo de una empresa, apoyando a los analistas y a la administración en la toma de decisiones estratégicas bajo un mismo esquema del EBITDA.
2 comments
LUZ DARY GUTIERREZ MARTINEZ says:
Sep 12, 2024
Buenos días, excelente resumen y claridad. gracias.
tatiana says:
Sep 26, 2024
Super, mil gracias