Por: David Chaves, asistente de investigación técnica del INCP
La objetividad y la independencia son principios éticos rectores de la profesión contable, los cuales se vuelven fundamentales para mantener la credibilidad del auditor ante las partes interesadas. No obstante, estos principios pueden verse comprometidos y presentar conflictos de intereses que degradan el criterio ético del involucrado fomentando prácticas como la corrupción, el nepotismo, el favoritismo y el interés propio, entre otras acciones inapropiadas dentro de una organización. Como resultado, estas acciones representan un riesgo significativo al corroer el tejido ético de la entidad, afectando su funcionamiento e integridad.
Al respecto, el Instituto de Auditores Internos (IIA, por sus siglas en inglés) en su Código de Ética proporciona directrices para la identificación, gestión y resolución de estos conflictos de manera efectiva. Su Código define el conflicto de interés como «una situación en la que un auditor interno tiene un interés privado que podría influir, o parecer influir, en la realización de sus obligaciones profesionales».
Es importante señalar que el conflicto de interés no implica necesariamente que el auditor haya actuado de manera poco ética. Por el contrario, dichos conflictos pueden crear la apariencia de una incorrección y socavar la confianza en los auditores internos, en la auditoría y en la profesión.
Son ejemplos de conflicto de interés las situaciones, actividades y relaciones que puedan, de hecho o en apariencia:
- Oponerse o competir con los intereses de la organización.
- Crear la posibilidad de obtener beneficios económicos indebidos u otros beneficios personales.
- Establecerse únicamente para protegerse de pérdidas o daños potenciales o reales.
- Ser nepotista o favorecer a determinadas personas.
Estrategias para prevenir conflicto de interés
Para mitigar los conflictos se pueden implementar las siguientes acciones, metodologías y recomendaciones, con el propósito de asegurar la objetividad e integridad del proceso de auditoría interna:
- Políticas de aceptación de regalos y favores
Las organizaciones deben establecer políticas claras sobre la aceptación de regalos, recompensas y favores, limitando su valor y especificando qué tipo de regalos son aceptables para mantener la percepción de objetividad. Además, los auditores internos deben seguir políticas más restrictivas que las de la organización si así lo determina el jefe de auditoría, como, por ejemplo:
– Prohibición total de la aceptación de regalos, favores o recompensas: a diferencia de la organización que puede permitir la aceptación de regalos o favores de bajo valor, los auditores internos estarían sujetos a una política de prohibición absoluta frente a la aceptación de cualquier tipo de regalo, favor o recompensa, sin importar su valor, para evitar cualquier riesgo de influencia o falta de objetividad.
– Declaración obligatoria de cualquier intento de influencia: los auditores podrían tener la obligación de declarar cualquier intento de regalo o favor a su jefe de auditoría, incluso si no aceptan el regalo, para garantizar una transparencia absoluta.
– Declaración obligatoria de cualquier intento de influencia: los auditores podrían tener la obligación de declarar cualquier intento de regalo o favor a su jefe de auditoría, incluso si no aceptan el regalo, para garantizar una transparencia absoluta.
- Identificación de situaciones de conflicto
Es esencial que los auditores internos estén capacitados para identificar situaciones que puedan afectar su objetividad. Esto incluye mantener una vigilancia activa sobre las relaciones personales o financieras que podrían ser interpretadas como un conflicto de interés.
- Supervisión y evaluación de desempeño
Para evitar la imparcialidad en la evaluación de los auditores internos, el jefe de auditoría debe diseñar procedimientos de evaluación de desempeño que no dependan de la retroalimentación exclusiva de la alta dirección del área auditada. También se deben evitar incentivos que puedan influir en las conclusiones de la auditoría, tales como, bonificaciones basadas en el número de hallazgos o en el ahorro de costos.
- Independencia de los auditores
La asignación de auditores para los compromisos debe hacerse teniendo en cuenta su independencia respecto a la actividad bajo revisión. Esto incluye no asignar a auditores que hayan estado involucrados recientemente en las operaciones auditadas. Un enfoque riguroso en la selección del personal auditor garantizará que no haya sesgos en las evaluaciones.
- Revisiones y supervisión de trabajos
Durante la supervisión de las auditorías es crucial que se revisen los papeles de trabajo para verificar la fundamentación clara de los hallazgos y conclusiones. La supervisión también ofrece la oportunidad de que auditores más experimentados proporcionen retroalimentación y orientación sobre posibles preocupaciones relacionadas con la objetividad.
- Discusión sobre afectaciones a la objetividad
Antes de comenzar un compromiso, el ejecutivo de auditoría principal o un supervisor designado debe discutir con los auditores cualquier posible afectación a la objetividad. Esto debe incluir consideraciones clave sobre cualquier impedimento que haya sido revelado. Tal comunicación garantiza que todos los posibles conflictos sean abordados de manera proactiva.
- Divulgación de afectaciones
Si una pérdida de objetividad es inevitable, este debe ser divulgado y mitigado conforme a las normativas establecidas para ello. En este sentido, el jefe de auditoría puede considerar, entre otras, las siguientes opciones para gestionar la pérdida:
– Reasignar auditores internos para retirar del encargo al auditor interno afectado.
– Reprogramar un encargo para garantizar que cuenta con el personal adecuado.
– Ajustar el alcance de un encargo.
– Externalizar la ejecución o supervisión del encargo.
En suma, el conflicto de interés en la auditoría interna es un tema sensible que requiere una gestión cuidadosa para proteger la integridad del proceso de auditoría. Así pues, el Código de ética del IIA ofrece un marco claro para identificar, gestionar y resolver estos conflictos, salvaguardando la independencia del auditor y asegurando la confianza en los informes de auditoría. La transparencia, la segregación de funciones y el uso de órganos independientes son elementos clave para evitar que estos conflictos comprometan la objetividad y la calidad de las auditorías.